El renacer urbano de Europa en la Baja Edad Media
El renacer
urbano de Europa en la Baja Edad Media
Los
siglos XII y XIII son años de prosperidad, donde ocurren grandes cambios:
Crece la población a lo largo de toda Europa.
Mejora la agricultura: se utilizaron nuevas
herramientas y técnicas.
Se mejoraron los tipos de arados.
Se inventaron las herraduras para las pezuñas
de los caballos y nuevos sistemas de agarre para el cuello. Esto hacía que los
animales trabajaran mejor y por más tiempo, por lo que se cultivaba más tierra.
Rotación Trienal: Dos terceras partes de la
tierra son cultivadas Se cultivan dos
tipos diferentes de alimentos. La rotación trienal hacía que se pudiera
cultivar más en el mismo año. Se despejaron nuevas áreas para cosechar: se
cortaron los bosques y se drenaron los pantanos.
Mayor Comercio: Estos cambios hicieron que se
produjera más comida de la que se necesitaba. Se vendía lo que había sobrado de
la producción, lo que hizo que el comercio creciera. Se crearon rutas de comercio para transportar
los productos a lo largo de Europa por mar, ríos y carreteras. Los mercaderes crearon las ferias para comprar
y vender productos. Algunas de las más importantes fueron la de Champagne en
Francia y Scarborough en Bretaña.
Las ciudades se vuelven más importantes
debido a que no todo el mundo trabajaba en la tierra, lo que hizo que la gente
fuera a las ciudades a hacer otros trabajos como mercaderes o artesanos. Las
ciudades tenían mercados semanales, donde los campesinos iban a comprar y
vender productos. Las ciudades comenzaron a crecer y se reconstruyeron las
ciudades romanas abandonadas. Reyes, nobles y monasterios querían atraer a sus
áreas los mercados, porque así podían ganar dinero a partir de impuestos. Esto
hizo que se construyeran aún más ciudades. Las ciudades fueron construidas a lo
largo de rutas comerciales, además se construyeron cruces de caminos y puentes
a lo largo de los ríos.
Cambios
políticos: Se afianzó poco a poco el poder real en la Edad Media, además
nacieron los parlamentos: El rey aseguró su poder sobre los señores feudales,
ya que tenían en las ciudades los recursos económicos necesarios. A cambio, los
reyes concedieron privilegios a las ciudades, como la libertad y la autonomía
para gobernarse o el permiso para celebrar mercados. Los parlamentos eran
asambleas políticas formadas por representantes de la nobleza, del clero y de
algunas ciudades. Recibieron diferentes nombres según el país: Parlamento en
Inglaterra; Estados Generales en Francia; Cortes en los Reinos Cristianos. Se
reunían por convocatoria del rey, y su función principal era aprobar el cobro
de nuevos impuestos o de ayudas extraordinarias.
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