Comentario "El jardín de las delicias" El Bosco
El Bosco “El
Jardín de las delicias”
Identificación
y clasificación de la obra
Se trata
de un óleo sobre tabla, el óleo es una técnica
introducida y generalizada por los pintores denominados "primitivos
flamencos",
es un tríptico de dimensiones 220 cm alto x 195 cm tabla central y 96,5
cm tablas laterales, fechado entre el 1510 y 1515. Se localiza en el Museo del
Prado, Madrid. Su autor es El Bosco, Hieronimus Von Aeken, autor perteneciente
a la escuela flamenca del siglo XVI.
Descripción
y análisis formal
Se trata de una Obra con una gran carga simbólica. Si
observamos la tabla cerrada aparece representada la creación del mundo de manera que aparece la
tierra dentro de una esfera de cristal. En su interior, una vez abierto el
tríptico, cada tabla representa un tema: "la creación de Adán y Eva" (tabla de la izquierda), "el Jardín de las
delicias" (tabla central) y "El infierno" (tabla de la derecha).
Por lo tanto, aunque cada tabla refleja una temática diferenciada, todas giran
en torno a la aparición del pecado en el mundo, la naturaleza de los pecados
relacionados con los placeres terrenales y las consecuencias que el disfrute de
estos conlleva con los castigos del infierno.
En
la tabla de la izquierda, como hemos comentado se representa el último día de
la creación, cuando Dios decide crear primero al hombre y, acto seguido, a la
mujer. En esta obra resaltan los colores brillantes, azules y verdes y en un
entorno idílico, de formas rocosas caprichosas, el pintor representa animales,
unos y otros fantásticos. La idílica imagen de paz del paraíso, que
en un principio podemos observar, se interrumpe cuando, contemplando con mayor
atención, observamos a un león devorando un ciervo o un leopardo con un ratón
en la boca. Estos elementos perturbadores de la paz paradisíaca anuncian
la presencia acechante del pecado. En el estanque central aparece la
fuente de la vida, representada con una forma entre orgánica y
mineral, por uno de cuyos orificios aparece una lechuza, símbolo del
mal. Probablemente este elemento tenga connotaciones sexuales y fálicas
anunciando los placeres de la carne desarrollados en la segunda
tabla. A la derecha del estanque aparece una roca con forma de rostro humano,
el rostro del diablo, de la que sale una serpiente para enroscarse en el árbol de
la Ciencia del Bien y del Mal, desde donde tentará a Eva.
En
la tabla central, la que da título al conjunto de la obra, aparece un
paisaje en el que el pecado ha triunfado y multitud de seres humanos, hombres y
mujeres sin distinción de su condición social o raza, sucumben a los placeres
de la carne. La lujuria parece haberse adueñado de todos y se muestran todo
tipo de relaciones sexuales. Así en la parte inferior aparecen numerosos
desnudos en grupos o parejas aparecen en actitudes sexuales acompañados de
moluscos, conchas así como de frutos rojos (cerezas, frambuesas, fresas) como
metáforas de la fugacidad de los placeres sexuales. Igualmente aparecen pájaros
gigantes en los que hay que ver connotaciones sexuales como símbolos del deseo
sexual. Algunas de estas parejas aparecen dentro de conchas o pompas de cristal
que aluden a la capacidad del pecado para atrapar a la persona. En el centro
aparece un estanque circular recorrido por un cortejo de jinetes desnudos sobre
animales, reales y fantásticos. El estanque podría representar la fuente de la
eterna juventud o el estanque del adulterio en el que bañan sus cuerpos mujeres
desnudas con tocados de cuervos y pavos, símbolos de la incredulidad y de la
vanidad respectivamente. Detrás aparece un estanque en el que convergen
cuatro ríos en alusión a los ríos del Paraíso.
Aparecen construcciones imaginarias.
Por último el panel de la izquierda representa el infierno en el que los pecadores sufren innumerables torturas como consecuencia de los pecados cometidos. En esta tabla, los colores, en consonancia con el tema, se vuelven oscuros predominando los tonos negros, azulados y rojizos. En la parte superior se ve una ciudad en llamas así como las más variadas torturas a las que son sometidas los pecadores. En la parte central aparecen representaciones oníricas, con criaturas extrañas. En la parte central aparece un rostro masculino que se ha interpretado como un autorretrato del pintor, con un disco sobre la cabeza en la que bailan distintos monstruos. Un personaje monstruoso con cabeza de ave devora pecadores a la vez que los defeca en un pozo. Finalmente, en el nivel inferior aparecen jugadores de dados y naipes torturados por demonios.
Por último el panel de la izquierda representa el infierno en el que los pecadores sufren innumerables torturas como consecuencia de los pecados cometidos. En esta tabla, los colores, en consonancia con el tema, se vuelven oscuros predominando los tonos negros, azulados y rojizos. En la parte superior se ve una ciudad en llamas así como las más variadas torturas a las que son sometidas los pecadores. En la parte central aparecen representaciones oníricas, con criaturas extrañas. En la parte central aparece un rostro masculino que se ha interpretado como un autorretrato del pintor, con un disco sobre la cabeza en la que bailan distintos monstruos. Un personaje monstruoso con cabeza de ave devora pecadores a la vez que los defeca en un pozo. Finalmente, en el nivel inferior aparecen jugadores de dados y naipes torturados por demonios.
Conclusión
Como vemos son innumerables los personajes y símbolos que
llenan esta compleja obra. Sin duda, ésta encierra un mensaje moralizante
advirtiendo al hombre de las consecuencias que tiene para el hombre el disfrute
de los placeres carnales, que aunque dulces son de breve duración, como los
frutos rojos, frente al carácter eterno de las torturas del infierno representados
en la tabla anexa. Sin embargo, hay investigadores que han dado un sentido
distinto a la Obra pues para ellos la tabla central, en vez de representar los
pecados, representaría un estado idílico de un Paraíso de disfrute para el
hombre, en el que no existe la vejez ni los trabajos, y que nunca existió como
consecuencia del pecado cometido por Eva. No obstante, hay que ver una clara
influencia medieval en la obra del Bosco visible tanto en los personajes
fantásticos y demoníacos, que enlazan directamente con los bestiarios
medievales, como en el recurso a la caricatura y la sátira con un fin
moralizante.
En esta obra el Bosco da testimonio de un estilo original
aunque con raíces en la tradición medieval. La pintura del Bosco fue muy
valorada por el rey Felipe II por su carácter moralizante lo que hizo que
adquiriera algunas de las mejores obras de este autor, hoy día conservadas en
el Museo del Prado. Igualmente, los pintores del movimiento surrealista vieron
en la Obra del Bosco un precursor del mundo onírico que buscaban en su pintura
definiendo su pintura como la del "primer pintor surrealista".
Otras
obras de El Bosco son El carro de Heno y los Pecados capitales esta última
también adquirida por Felipe II.
Comentarios
Publicar un comentario