Comentario "La vocación de San Mateo", Caravaggio
Comentario La vocación de San Mateo
Identificación de la obra:
La obra
que vamos a comentar se trata de una pintura al óleo sobre lienzo realizada en
1599 por Michelangelo Merisi, conocido por su localidad natal como Caravaggio
(1573-1610). Esta obra forma parte de un conjunto integrados por otras dos que
narran la vocación, San Mateo escribiendo el Evangelio y el martirio del santo
realizada para decorar la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los
Franceses en Roma. Caravaggio es uno de los precursores del nuevo estilo
barroco en la pintura que rompe con la tradición renacentista y manierista
anterior. Su vida y obra vendrá marcado por la polémica, la primera por su
temperamento violento que le lleva a matar a una persona y a tener que huir de
Roma pasando por Nápoles y Malta, de donde también tendrá que huir, para morir
finalmente en una playa camino de Roma en 1610; la segunda por su gusto por el
crudo naturalismo que, si bien conecta con la sensibilidad del pueblo, sin
embargo, su arte es considerado en muchas ocasiones indecoroso e inapropiado
para representar temas sagrados.
Análisis y comentario:
Realizado
en óleo sobre lienzo ya hemos comentado que esta obra conforma junto a otras
dos que se encuentran en la misma capilla un ciclo sobre la vida y muerte de
San Mateo. En esta obra Caravaggio representa el momento en el que el futuro
apóstol y santo se encuentra, acompañado de otros hombres,contando las monedas
que han recaudado. La acción es interrumpida por la entrada de Cristo
acompañado de San Pedro. Cristo alarga el brazo señalando a Mateo quien
inmediatamente percibe el sentido de la llamada de Cristo, no así sus
compañeros de mesa entre quiénes unos miran sorprendidos a los dos hombres que
acaban de entrar, sin comprender el significado del gesto, mientras otros dos
permanecen enfrascados en su tarea recaudatoria ajenos a la acción que se está
desarrollando.
Caravaggio
sitúa la escena en un interior lúgubre, tan sólo iluminado por el foco de luz
dorada que penetra violentamente desde el ángulo superior derecho incidiendo en
los personajes. Éstos, vestidos de manera anacrónica a la manera de finales del
siglo XVII aparecen modelados por la luz que incide creando fuertes contrastes
de luces y sombras, tenebrismo, moldeando los cuerpos. Se trata de auténticos
retratos y cabe mencionar la conexión psicológica que se establece a través de
los gestos de las manos entre Cristo, cuyo gesto recuerda a Dios Padre de la
Capilla Sixtina en la Creación de Adán, y San Mateo.
Caravaggio
se aleja de la representación formal que hasta el momento se había realizado de
los temas sagrados y los sitúa en un interior que bien podría pasar por una
taberna u oficia de recaudación de impuestos. Los personajes son gente de la
calle que se reúne en una mesa para repartir las ganancias y tan solo un casi
imperceptible halo luminoso rodea la cabeza de Cristo para indicarnos su
divinidad. Las piernas cruzadas bajo la mesa, el personaje de espalda al
espectador y la espada que lleva al cinto marcan líneas diagonales que dan
movimiento a una escena excesivamente estática.
A pesar
de la cotidianidad con que se representa la escena, cabe realizar una lectura
teológica de la misma identificando la luz con la entrada de Cristo a un lugar
donde dominaba las sombras del pecado. Así mismo, el pintor muestra las dos
actitudes diferenciadas que se pueden tener antes la llamada de Cristo: la de
Mateo, quien recibe la llamada y reacciona ante ella, y quienes, cegados por el
dinero y la vida material desoyen la llamada de Cristo y se condena.
Sin
embargo, a pesar de esta interpretación de la obra de Caravaggio, su arte fue
rechazado por las altas instituciones eclesiásticas al considerar que sus
cuadros no invitaban a la devoción ni a la oración.
Conclusión:
A pesar
de su temprana muerte, Caravaggio marcó el sendero que debía recorrer la nueva
pintura barroca, alejada del idealismo renacentista y centrada en el realismo
más absoluto y un tratamiento de la luz, conocido como tenebrismo, que habría
de influir poderosamente en la obra de grandes pintores que le siguieron como
Rubens, Rembrandt, Ribera, Murillo o Velázquez
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